- En las Praelectiones geometricae, por ejemplo, se dice que en uno o dos puntos contiguos no se distingue lo recto de lo curvo, mientras que la diferencia entre lo que es curvo y lo que no lo es empieza a traslucirse por la distinta configuración de tres puntos contiguos.
Paolo Zellini, Breve historia del infinito, Ediciones Siruela, Madrid, 1991, p. 101; traducción de José Martín Arancibia.
1.
Fuera de una convención cultural que ubique el futuro a la derecha o a la izquierda, no podemos saber con cuál de las 2 teclas de arriba adelantamos y con cuál retrocedemos. Sólo sabemos que mueven en sentidos opuestos; todavía nos falta saber cuál es la dirección de reproducción.
Pero entonces tercia el "Play", que es una flecha en alguna de esas 2 direcciones. Recién la diferencia 2 a 1 en orientación de flechas nos dice para dónde va la reproducción y, por lo tanto, cuál tecla es de avance rápido y cuál de retroceso.
2.
Visto lo visto, el problema es que nos movemos, pero no avanzamos... pic.twitter.com/RCmeFRRt0g
— JC López de Silanes (@jcsilanes) 9 de abril de 2016
Avance hay con meta. Sin, hay un movimiento del que no puede decirse que sea un avance o un retroceso: sólo b/vamos. https://t.co/NnSE9qIR3y
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de abril de 2016
Si la ausencia de metas nos resulta problemática, quizá sea porque extrañamos alguna que definió muchos viajes (ej., la de escribir bien).
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de abril de 2016
O porque una meta es un punto de referencia y sin alguno el moverse no tiene sentido y sin sentido cualquier estar es casual e indistinto.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de abril de 2016
Hay avances retroactivos, en los que un punto se convierte en meta: a partir de ahora, todo camino que haya conducido a Roma será un avance.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de abril de 2016
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