1.
Se cumplieron 100 años de esta entrada en el diario de Kafka:
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de diciembre de 2017
«6 de diciembre. Matanza de los cerdos.
Tres cosas:
Verse a sí mismo como una cosa ajena, olvidar lo visto, conservar la mirada.
O sea, dos cosas solas, dado que la tercera comprende la segunda».
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Un cumpleaños así merece un video con fotos de distintos momentos. Como todas las fotos son de escritos, aprendí que puede ser más práctico cambiar el slideshow por un álbum quieto. Entonces: en los 3.400 días y 379 ensayos de Zambullidas, estas son, por orden de aparición, las visitas que le hice a la entrada de Kafka:
La 9ª visita ocupa la sección 2 y provoca la 3 del ensayo 380, día 3.411 (llegué 11 días tarde al cumpleaños, pero con tuits de ese día). Todavía no me fijé cuánto de complementario y cuánto de reiterativo hay en esta visita, pero seguro es más conversada que las 8 anteriores. Así que esta voz en off va a hacer mutis por el foro (?) después de saltar al próximo tuit y presentar el tema a dramatizar (que es algo sobre la relación entre la 3ª y la 2ª cosa que enumera Kafka).
2.
La 3ª incluye a la 2ª como condición necesaria: sin olvidar lo visto no se conserva la mirada.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de diciembre de 2017
—Te desafío a verte a vos mismo como una cosa ajena sin perder la mirada.
—¿Qué tan ajena?
—Tan ajena como los cerdos de la matanza.
—¿Y qué debo hacer para lograrlo?
—Olvidar lo visto.
—¿Olvidar que convertido en cerdo no me reconocí?
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
—Sí. Pero hay otra opción: no dejás de reconocerte porque te ves a vos mismo COMO SI fueras una cosa ajena (o sea, sabiendo que no lo sos). Sabés que sos vos, jugás a que no.
—¿Dale que yo no me reconocía?
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
—¿Cómo pasaba?
—No sé, me veía a mí mismo como una cosa ajena.
—¿Un monstruoso insecto?
—No acá.
—Bueno. ¿Y después?
—Y después olvidaba todo lo que había visto, empezando por unos cerdos.
—¡Epa! ¿Y la mirada?
—La conservaba.—Algo es algo.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
—Alguien es algo con mirada.
—¡Mirá vos! Y decime: ¿podías reconocer la cosa ajena olvidada si te la cruzabas de nuevo?
—No podía saberlo. Podía ser que nunca me la hubiera cruzado de nuevo o que no la hubiera reconocido.
—Me hacés acordar a una visión huérfana.
2.1
Perder la mirada es perder la identidad, como le pasa al narrador de "Axolotl" (Julio Cortázar).
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de diciembre de 2017
Sólo olvidando la visión de sí como una cosa ajena se conserva la mirada, o sea, la identidad. Porque ante todo soy el que ve (el que da sentido), incluso cuando también soy lo visto.
—Imaginate que te pase lo del axolotl pero con vos. Perdés la mirada, que pasa a ese vos mismo/cosa ajena que no supiste olvidar.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de diciembre de 2017
—¡Uh! ¿Y ahora?
—Ahora vos mismo te ves a vos.
—¿Y antes?
—Antes vos te veías a vos mismo.
—😕
—¡Pero si estás igual! 😬
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
—Vos también. El narrador se convierte en un axolotl; ¿y yo?
—"Conviértete en lo que eres."
—Ese yo mismo visto por mí puede tener todo de mí excepto mi mirada.
—Hasta que la tiene y tu identidad se trasvasa a la suya. Mirá al axolotl.
—Me enajeno en mí.
2.2
Verse a sí mismo como una cosa ajena es estar tironeado a la vez por la necesidad de acercarse a y la de alejarse de sí mismo (una fuerza centrípeta y otra centrífuga).
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de diciembre de 2017
Según qué tirón sea mayor y por cuánto, estaremos en un grado u otro de la gradación que va de YO a OTRO.
Verse a sí mismo como una cosa ajena tiene una mayor gradación de YO si no implica dejar de reconocerse y una mayor gradación de OTRO si sí.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
O también: si se reconoce al verse, la ajenidad es menor que si no. La mínima es un clon; la máxima, una novedad absoluta: incomparable.
Dos clones pueden diferir en sus roles: uno ve, el otro es visto; cada uno ve y es visto; ninguno ve ni es visto.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de diciembre de 2017
Si te ves a vos mismo como una cosa tan ajena que ya no te reconocés, y si además no lo olvidás, perdés la mirada y la identidad que la usa para construirse.
3.
Hay una tercera posición entre YO y OTRO: un YO de otra época puede ser al de esta lo que la oruga es a la mariposa.
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de diciembre de 2017
Sí, soy YO desde que nací hasta acá. Pero eso sólo quiere decir que soy el protagonista de mis metamorfosis.
El bebé que fui es más OTRO que YO.
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de diciembre de 2017
O igual.
O es YO en un sentido (vengo de ahí) y es OTRO en otro (ya tiene muy poco que ver conmigo).
En ambos sentidos hay un historial (de derrotero de vida y de semejanza con mi identidad). Saussure diría que ambos sentidos son diacrónicos.
— el Zambullista (@Zambullista) 18 de diciembre de 2017
Pero también en un sentido sincrónico, donde no hay más que presente, mis fronteras con lo OTRO pueden ser otras que las que creo que son.
La identidad es lo contenido entre los bordes YO y OTRO. Más acá me anulo, más allá me alieno; entre, me mezclo (para no decir que soy YOTRO).
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de diciembre de 2017
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