El estar aquí y ahora, la mera presencia en el presente, no es algo raro; de hecho, es la única posibilidad que hay de estar, de ser y de haber. Pero la sensación –la conciencia intensa– de estar aquí y ahora es lo más raro que conozco.
La sensación más extraña es la de la experiencia más familiar, incluso inevitable, acaso porque en esos momentos estamos experimentando lúcidamente eso que inevitablemente perderemos cuando deje de ser inevitable, cuando dejemos de ser, de estar, de haber.
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