“Escena 3. Toma 1.”



Ima­gi­ne­mos que cada 1.000 días a un en­sa­yo de Zam­bu­lli­das le brota un en­sa­yo trans­ver­sal, link me­dian­te. Pero no vamos a ha­blar de lo que se dice bajo ese tí­tu­lo, sino sólo del tí­tu­lo; más con­cre­ta­men­te, vamos a ver qué tipo de tí­tu­lo es, según qué ex­pec­ta­ti­vas y no­ti­cias nos dé (es decir, según cómo nos orien­te hacia ade­lan­te y hacia atrás el punto o mo­men­to de la serie en el que es­ta­mos).

La parte “Es­ce­na 3” del tí­tu­lo de aque­lla sec­ción nos da no­ti­cia de que hubo –si no nos pu­si­mos a jugar con eso– una pri­me­ra y una se­gun­da es­ce­na, y nos deja neu­tros de ex­pec­ta­ti­va: puede haber una es­ce­na más o puede no haber; esta bien pudo haber sido la úl­ti­ma (los cul­to­res de “La ter­ce­ra es la ven­ci­da”, fe­li­ces).
La única que no puede ser la úl­ti­ma es la pri­me­ra: si hay un tí­tu­lo “Es­ce­na 1” es por­que habrá al menos otro, un “Es­ce­na 2”. Éste po­dría haber sido el úl­ti­mo tí­tu­lo de la serie “Es­ce­nas”, pero sa­be­mos que no lo fue por­que nues­tro pre­sen­te es “Es­ce­na 3”, por con­tin­gen­te que sea. (El dicho “No hay 2 sin 3” alien­ta a creer que ne­ce­sa­ria­men­te el viaje sigue; tal vez el dicho le debe su per­du­ra­ción a la uti­li­dad mo­ti­va­do­ra que tiene, y no a su rigor o ve­ra­ci­dad –que sí ten­dría la pe­ro­gru­lles­ca ver­sión in­ver­sa: “No hay 3 sin 2”.)
Como sea, sa­be­mos que en una si­tua­ción idén­ti­ca a la de “Es­ce­na 1”, en la que no es­ta­mos pero es­tu­vi­mos (o está pre­su­pues­ta en “Es­ce­na 3”), es­ta­mos ahora con el “Toma 1”: nos dice que no hubo una toma an­te­rior y que va a haber una toma pos­te­rior. (Por lo tanto, el tí­tu­lo an­te­rior tuvo que haber sido un “Es­ce­na 2” o un “Es­ce­na 2. Toma n”, con n>1.) El pre­sen­te de “Toma 1” está entre un his­to­rial vacío y un fu­tu­ro re­suel­to (re­ser­va­do, pread­ju­di­ca­do). El de “Toma 2” es­ta­rá entre un his­to­rial es­tre­na­do y un fu­tu­ro abier­to: a pesar del “No hay 2 sin 3”, podrá o podrá no haber un tí­tu­lo “Toma 3” a con­ti­nua­ción; ya no es que de­be­rá haber.

Como lo mismo pa­sa­ría con un “Toma 3”, un “Toma 4” y si­guien­tes, hay dos cla­ses de tí­tu­los según las no­ti­cias que dan y las ex­pec­ta­ti­vas que ge­ne­ran. La dis­tin­ción di­bu­ja un Uno-Et­cé­te­ra (o Uno-Resto); es la di­fe­ren­cia de una doble ex­cep­ción: todas las tomas tie­nen un his­to­rial de­trás y cual­quie­ra puede ser la úl­ti­ma, ex­cep­to la pri­me­ra, la única que ni tiene un his­to­rial de­trás ni puede ser la úl­ti­ma (con sen­ti­do enu­me­ra­ti­vo, se en­tien­de; decir la pri­me­ra y la úl­ti­ma es lo mismo que decir la única).
El tí­tu­lo de la sec­ción com­bi­na, en orden des­cen­den­te, un nom­bre (de es­ce­na) de tipo Et­cé­te­ra y otro (de toma) de tipo Uno. “Toma 1” no dice nada sobre si exis­ti­rá o no un “Es­ce­na 4”, pero dice que, en caso de exis­tir, no será en el pró­xi­mo tí­tu­lo, que debe ser un “Es­ce­na 3. Toma 2”. Este “Toma 2” tam­po­co dirá nada sobre si exis­ti­rá o no un “Es­ce­na 4”; pero, a di­fe­ren­cia de “Toma 1”, tam­po­co dirá que, en caso de exis­tir, no pueda ser en el pró­xi­mo tí­tu­lo: puede, como puede no haber ya nin­gún tí­tu­lo o puede haber un “Es­ce­na 3. Toma 3” o un “Es­ce­na 4” o un “Es­ce­na 4. Toma 1”.

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