Hay una cita. Se va a producir un encuentro a tal hora en tal lugar. Parte (tal vez no menor) del valor que tienen las citas se debe a que son eventos singulares, irrepetibles, ocurrencias fugaces: oportunidades. Si el encuentro se transmite en vivo y en directo, se genera otra cita con el televidente: te espero en tal canal a tal hora. Una grilla de transmisión (la programación de un canal, por ejemplo) es una oferta de citas.
La cita a un evento único es la más especial: la de un ahora o nunca. Si se repite, cuanto más lo haga menos emplazará al convocado: puede ir uno esa vez o la siguiente, como ocurre con los programas de los canales de cable y sus repeticiones. Una incipiente disponibilidad empieza a reducir la fuerza de la ocasión.
Un paso más lejos de la cita cabal está la disponibilidad de lo transmitido a tal hora en tal canal para ser visto en cualquier momento porque está en Internet o en una unidad de almacenamiento propia (CD, DVD, disco rígido, pendrive, tarjeta SD, etc.; en los hogares la cosa empezó con las videograbadoras).
Más aún: hasta pudo ni siquiera haber tenido su estreno en las salas de cine locales o en algún canal de aire o de cable y estar aterrizando directamente en las bateas de los últimos videoclubs o en la web. Ya no es ni que lo van a estrenar ni que lo van a repetir a tal o cual hora, sino que de entrada es repetible a cualquier hora: depende de las ganas de uno para ponerse a ver esa película o ese programa grabados o descargados o en streaming.
Ya no acudimos a una cita; ahora tomamos la iniciativa de cuándo, además de en qué, hacer play, o sea, hacer uso de lo disponible (huyendo del aburrimiento o yendo hacia un placer mayor, por ejemplo, pero siempre prefiriendo algo a otra cosa y a nada).
Esa disponibilidad le quita urgencia al encuentro, que entonces puede conocer su primera postergación: La veo mañana o, peor, La veo otro día.
Uno es el deseo de disponibilidad y otro es el deseo de uso. Puedo ponerme ansioso por adquirir una disponibilidad nueva, ampliar un menú de posibilidades, y dejar pasar mucho tiempo entre la adquisición y el uso de lo adquirido.