1. El mejor escondite
Arriba de muchos nombres no hay sobrenombres. Pero debajo de todo sobrenombre hay un nombre. Un X con sobrenombre y sin nombre es un enigma.
— el Zambullista (@zambullista) abril 7, 2015
Una manera de no tener nombre es tener uno que parezca un sobrenombre y que así lo crean todos. Mejor escondido no puede estar un nombre.
— el Zambullista (@zambullista) abril 7, 2015
@zambullista Se dice que las apariencias engañan. Como se ve, a veces las realidades también, y mejor. Basta que se las crea apariencias.
— el Zambullista (@zambullista) abril 10, 2015
Buscan un nombre debajo del nombre buscado, que creen sobrenombre. La búsqueda sufría de que el buscador la abandonara al acabar y se vengó.
— el Zambullista (@zambullista) abril 8, 2015
Si lográs esconder algo en la mente del buscador, hasta podés ponérselo en la mano, que no lo va a encontrar. La claridad empieza por casa.
— el Zambullista (@zambullista) abril 8, 2015
2. La revelación inútil
Alto ilusionista el que te sigue engañando después de que te mostró y explicó el truco. El cerebro lo hace y, metafóricamente, el corazón.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
@zambullista
"Mi corazón traicionero no es capaz de reconocer a un traidor", dice Bety la fea. Para el cerebro, https://t.co/Xbo1IqiOlG
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
Un truco a prueba de desilusiones logra tanto crédito como un resultado comprobable. Es como una pantalla que siempre pasa por ventana.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
No son cosas vistas a través de una ventana; son imágenes proyectadas en una pantalla. La confusión es lo grande de la ilusión que la crea.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
La ilusión que sobrevive a la prueba: si seguís viendo ventana lo que ya viste que es pantalla, sos la víctima perfecta del crimen perfecto.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
Un enmascaramiento resistente a la lucidez: sigo viendo la máscara en el desenmascarado. Un saber que no desengaña: avisa e igual traiciona.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
Un actor se hace pasar por un árbol; no a la inversa. Una palabra puede hacerse pasar por una cosa; no a la inversa. Sin rol no hay engaño.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 17, 2015
Sin rol no hay engaño, pero hay roles sin engaño: si X avisa que hace de Z, no traiciona. Si aun avisando traiciona, logra el mayor engaño.
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 22, 2015
Igual que la ilusión más tenaz, el placer es como un secreto que aun después de descubierto sigue sin saberse. De ahí que volvamos siempre.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
3. El asombro
Otro saber inútil es el de la imposibilidad general de –por ejemplo– levitar, que no evita que veamos y sintamos que el mago está levitando.
— el Zambullista (@zambullista) junio 11, 2015
Un truco nos deja con un pie en la convicción (nadie levita) y el otro en la evidencia contraria (X levita). El asombro es esta bilocación.
— el Zambullista (@zambullista) junio 11, 2015
Como con la duda, con el asombro que deja un buen truco quedamos tironeados por fuerzas iguales en sentidos opuestos.https://t.co/xDE54nfhUm
— el Zambullista (@zambullista) junio 11, 2015
La tensión de la duda es la de un
–Debo ir a A o a B y no puedo.
La tensión del asombro mágico es la de un
–Debo ir a A y a B y no puedo.
— el Zambullista (@zambullista) junio 11, 2015
El asombro es un
–¡No lo puedo creer!
mientras no podemos dejar de creerlo. Es un refresh de nuestros mapas mentales –cosas y límites entre.
— el Zambullista (@zambullista) junio 13, 2015
El asombro que logra un buen ilusionista estremece porque toca imposibilidades asentadas, alambrados que creíamos inamovibles –nadie levita.
— el Zambullista (@zambullista) junio 13, 2015
El asombro es el epifenómeno de un choque entre las placas SENTIDO COMÚN e ILUSIÓN, lo que ocurre cuando la ilusión es anti+contraintuitiva.
— el Zambullista (@zambullista) junio 13, 2015
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