1.
Sin empates, en los deportes se pasa de la expectativa a la frustración o al festejo; del sueño a la realidad. Tienen con qué involucrarte.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
Antes de que se mueva la red, lo que sé se confunde con lo que espero. Después, no: dejo de esperar el gol que llegó y paso a festejarlo.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
La sacudida de la red es el momento de certeza, atinada (pegó del lado de adentro) o no (pegó del lado de afuera). Ahí nace el grito de gol.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 20, 2015
2.
En las fechas sin empates todos los partidos tienen goles. Una mitad de vencedores y otra de vencidos hacen una simetría de desequilibrios.
— el Zambullista (@zambullista) enero 16, 2015
La entropía aumentará hasta dejarnos un universo frío y oscuro, mortalmente equilibrado. Nuestros juegos, en cambio, son a desequilibrar.
— el Zambullista (@zambullista) enero 15, 2015
Dudar es sufrir un equilibrio: el de una situación trabada entre fuerzas de razones iguales y divergentes.
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— el Zambullista (@zambullista) diciembre 27, 2014
3.
Fluctúan entre el exceso y la falta mientras compensan. Corrigen desequilibrios tendiendo eternamente a un equilibrio imposible. Inquietos.
— el Zambullista (@zambullista) junio 6, 2015
Se pasan y retroceden y vuelven a pasarse y así siguiendo, como máquinas de un movimiento perpetuo que se acerca indefinidamente a un punto.
— el Zambullista (@zambullista) junio 6, 2015
La Tierra y los números irracionales siempre cambian persiguiendo un equilibrio inalcanzable. Se la pasan compensando diferencias críticas.
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 18, 2015
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