1.
La existencia se entrena jugando a no estar (aquí y ahora) y, más tarde, también a ser otro. Nunca, a no ser o a no estar en absoluto.
— el Zambullista (@zambullista) enero 26, 2015
Desaparecer detrás de un trapo en la cara y asombrar al público al reaparecer. El juego favorito de la primera infancia es un acto de magia.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 6, 2015
"¿Dónde está el nene? Acá ta..." Los escondites son simulacros de ausencia, que hacemos y deshacemos para ejercitar la presencia.
— el Zambullista (@zambullista) enero 30, 2015
Aprendo a tener identidad aprendiendo a tener presencia. Soy quien puede jugar a no estar estando, con otro que juega a descubrirme.
— el Zambullista (@zambullista) enero 30, 2015
2.
Somos muy vulnerables a las necesidades y muy dados a crear nuevas. O nos gusta complicarnos o nos entrenamos así, rediseñando la situación.
— el Zambullista (@zambullista) abril 6, 2015
La inteligencia tiene la fuerza que obtiene de resolver situaciones o de entender por qué no pudo. Para ella, todo rival es un sparring.
— el Zambullista (@zambullista) enero 12, 2015
En el de la vida pasa lo mismo que en los otros juegos: el aprender a unir teoría y práctica lo intenta la cabeza pero lo logra el cuerpo.
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
La experiencia es a la vida lo que un entrenamiento es a cualquier otro juego. Pero acá las reglas están siempre en disputa (meta-regla).
— el Zambullista (@zambullista) enero 7, 2015
3.
Lo que hace la experiencia es cargar de sentido a las cosas, a las que primero conocemos por sus nombres y después personalmente.
— el Zambullista (@zambullista) diciembre 30, 2014
El conocimiento es un modo de compensar el no ser eso. O de averiguar qué de eso somos. Conócete a eso mismo (o ignórate en el intento).
— el Zambullista (@zambullista) abril 8, 2015
—Conócete a ti mismo. —Para que haya un subibaja vertical sus extremos deben moverse por carriles diferentes. —Misión cumplida, ascensor.
— el Zambullista (@zambullista) julio 10, 2015
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