Toma 1.
"El día que los chanchos vuelen" dice "nunca jamás" con más impacto que "El día que haya un argumento divino contra la existencia de Dios".
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
Nos resulta más familiar una imagen sensorial (gallinas con dientes, chanchos volando) que un conflicto conceptual, como una contradicción.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 24, 2015
Toma 2.
Un "nunca" pega más quimérico que absurdo. Con un chancho alado me puedo imaginar interactuando; con el ateísmo de un argumento divino, no.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 24, 2015
El cerdo volador puede estar llegando tarde. El argumento divino contra la existencia de Dios no puede ni salir; aún no decide ser o no ser.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 24, 2015
Toma 3.
Son más disuasivas las imposibilidades sensoriales (quimeras) que las lógicas (absurdos). Tal vez porque somos más sensoriales que lógicos.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
@zambullista Tal vez por tener un trato más directo con sonidos, visiones, etc., que con inferencias, aunque siempre las estemos haciendo.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 27, 2015
@zambullista Y no por tener meramente más trato. Lo lógico interpreta lo que lo sensorial provee. Trabajan en equipo: entrenan a la vez.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 27, 2015
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