1.
Los seres sociales podemos aspirar a dos felicidades genéricas: las que dependen más de cómo es nuestra relación con otros y las que menos.
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
El crédito de una felicidad amorosa es compartido. El personal es el de ser feliz apasionados por algo, sin depender de ser correspondidos.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 28, 2015
Lo ideal es ser feliz enamorados de alguien y apasionados por algo. Pero cualquiera que falte, si lo otro es fuerte, da una renguera feliz.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 28, 2015
@zambullista Si es más fuerte que antes, una felicidad se aguzó para compensar que la otra menguó o se perdió, como el oído sin la visión.
— el Zambullista (@zambullista) junio 10, 2015
Lo ideal es tener al máximo todas las felicidades posibles. Lo común es tener menos (inevitable, a la larga) y a media máquina (evitable).
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 14, 2015
2.
Si hay varias felicidades, cada una es frágil y preciosa; toda pérdida es elegíaca. Si hay varias vías a la felicidad, la red tolera cortes.
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 7, 2015
Si un acceso a la felicidad está cortado, se prueba con otro, como hacen el agua y los bits. Ni una vía es su meta ni un medio es su fin.
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 7, 2015
Se suele hacer un fin de lo que es un medio para ser feliz. Se consagra esa vía reprobando o subestimando las otras, que no joden a nadie.
— el Zambullista (@zambullista) Mayo 16, 2015
3.
La felicidad siempre es por un grado alto de integración, nunca de aislamiento. Los placeres y bienestares saben a sentirse integrad@.
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
Lo que se relaja cuando nos relajamos es la gendarmería de nuestro yo. Entre lo otro y yo proliferan los contrabandos y se corren fronteras.
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
Integrarse es conectarse con nodos de lo otro: verse como parte de algo mayor o fusionándose con alguien. Es redelimitar el yo: redefinirse.
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
4.
La conquista de la felicidad nunca es definitiva; siempre es diaria. Pero las intensas crean una fuerza inercial tal que las vemos delante.
— el Zambullista (@zambullista) septiembre 19, 2015
Cumplir la fantasía de eternizar una satisfacción nos estancaría. A una felicidad la define más abrir nuevas expectativas que cerrar viejas.
— el Zambullista (@zambullista) julio 14, 2015
La felicidad renueva expectativas o agoniza. Si la expectativa mínima de retener la satisfacción baila con el temor a perderla, ¿ya agoniza?
— el Zambullista (@zambullista) julio 23, 2015
La felicidad eterna, que en nuestra experiencia fugaz es un oxímoron, en el paraíso es necesaria: si no es feliz y eterno, no es el paraíso.
— el Zambullista (@zambullista) julio 14, 2015
Al paraíso no lo distingue ser eterno; también lo es el infierno. Lo distingue la felicidad eterna, simétrica a la infelicidad del infierno.
— el Zambullista (@zambullista) julio 14, 2015
Si en el Paraíso no puede no haber felicidad, el Paraíso ES la felicidad. San Martín le diría: "Serás lo que debas ser o no serás nada".
— el Zambullista (@zambullista) junio 7, 2015
@zambullista O hay un amargo tan blindado contra la felicidad que ni en el Paraíso la conocería. Nadie más amargo. pic.twitter.com/fPS30V1wNI
— el Zambullista (@zambullista) junio 7, 2015
5.
Una satisfacción, el recuerdo y la expectativa de una satisfacción son el presente, el pasado y el futuro de una felicidad. Gozar es humano.
— el Zambullista (@zambullista) julio 15, 2015
¿Qué tan satisfech@ quedás haciendo lo que hacés? Así de feliz sos. Salvo que priorices otra cosa a tu satisfacción, como en un sacrificio.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 22, 2015
No soy feliz porque elijo lo que hago; soy feliz porque lo que hago me satisface. Si me sacrifico, elijo lo que hago, pero no me satisface.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
Si me sacrifico es por necesidad, no por gusto. Elegirlo no es desearlo: "Preferiría no hacerlo". Deseo de Jesús: "Aparta de mí este cáliz".
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
Quien elige sacrificarse es otro con un porqué soportando cualquier cómo. Nada precisa más sentido que un sacrificio.https://t.co/EpRi7HFtrr
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
–La causa que lo motiva puede darle un sentido gratificante al sacrificio.
–Por feliz que parezcas, el menú sería otro si pudieras elegirlo.
— el Zambullista (@zambullista) marzo 23, 2015
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