1.
Engañarse a uno mismo mejor que al resto es hacer de sí una víctima cautiva y un victimario invisible, observados por ese resto no engañado.
— el Zambullista (@zambullista) agosto 11, 2015
Si mi engaño sólo me engaña a mí, les impongo a los demás la incomodidad de decírmelo o la de disimularlo. Si no me engaño no los incomodo.
— el Zambullista (@zambullista) agosto 11, 2015
Tan conectados estamos que aun damnificándome solo damnifico a otros. O en todo caso: según cuánto pase esto será lo conectados que estemos.
— el Zambullista (@zambullista) agosto 11, 2015
2.
No nos bancamos aislados: somos nodos de redes. Si muchos hilos conducen a uno, ahí la red es más intensa. Ese nodo atrae en cascada, viral.
— el Zambullista (@zambullista) julio 16, 2015
@zambullista La intensidad atrae más hilos, que aumentan la intensidad, que atrae más hilos… El círculo es vicioso o virtuoso según el caso.
— el Zambullista (@zambullista) agosto 14, 2015
La relación muchos a 1 singulariza a la moza en el bar, al músico en el escenario, al docente en el frente y al actor en la TV, por ejemplo.
— el Zambullista (@zambullista) agosto 14, 2015
Destacarse es singularizarse. Cumbres hay muchas. Pero cumbre más alta de América hay una sola y las demás se quedan piolas. Es la distinta.
— el Zambullista (@zambullista) julio 15, 2015
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