1.
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Si se pudo cambiar lo que predecían las encuestas, es que predecían bien. Eficacia ruinosa. pic.twitter.com/o0c5PPriNd
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
@zambullista Una de dos: o las encuestas le quitaron votos, y entonces funcionaban, o fracasaron porque midieron mal una intención estable.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
1º acto:
La gente cree en las encuestas.
2º acto:
A algunos no les gusta lo que predicen y
3º acto:
cambian su voto y el resultado previsto.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
Las encuestas no previeron que las iban a usar para cambiar el resultado que tan bien preveían. Ser tan certeras les costó la puntería.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
@zambullista Y si fue así, también debieron ser representativas: poquísimos de los que migraron su voto al útil habrán sido encuestados.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
@zambullista Eso no significa que la diferencia entre lo medido y lo registrado se explique sólo por ese cambio para evitar lo pronosticado.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 29, 2015
Si las encuestas miden una diferencia mayor que la que hay, a esa realidad menor la reduce aun más el usarlas para evitar lo que predicen.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 5, 2015
2.
No le pidas peras al olmo ni predicciones a las encuestas: no te dicen qué votará la gente, sino qué piensa votar. No es su culpa si cambia.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
@zambullista Lo es sólo si no cambia y el resultado no es el que las encuestas proyectaban desde la intención de voto, que fue mal medida.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
La intención de voto es predictiva si asumimos que no dará un volantazo al final. Si lo da, no falló la predicción, porque no hubo tal cosa.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 28, 2015
En el mejor de los casos, las encuestas son como un cuadro de descarga, que nos dice cuánto falta con esta velocidad, no con las que vengan.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
3.
Si las encuestas electorales fuesen oráculos griegos, lo que se hiciese para evitar sus predicciones sería lo que haría que se cumplieran.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 29, 2015
@zambullista Es la distancia entre la inexorabilidad de lo predestinado y la plasticidad de lo proyectado a partir de intenciones migrables.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 29, 2015
@zambullista En un caso huir de lo anticipado es su vía de acceso, no de escape. El éxito en el otro prueba que su futuro era ilustrativo.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 29, 2015
@zambullista Darse a conocer puede ser fatal para el futuro proyectado por las encuestas e inofensivo o funcional para un futuro revelado.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 29, 2015
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