1.
A los fines persuasivos, el porvenir tiene una dureza proporcional a la de la voluntad que lo quiere, que adjetivaríamos de "férrea".
— el Zambullista (@zambullista) abril 20, 2015
La voluntad más dura pretende que ya es un hecho lo que aún quiere que llegue a ser un hecho: "un porvenir ... irrevocable como el pasado".
— el Zambullista (@zambullista) abril 17, 2015
Hecho consumado: "El ejecutor de una empresa atroz" es el que precisa más fuerza de voluntad; por eso "debe imaginar que ya la ha cumplido".
— el Zambullista (@zambullista) abril 17, 2015
@zambullista En "Guayaquil" unas palabras "eran ya la expresión de una voluntad, que hacía del futuro algo tan irrevocable como el pasado".
— el Zambullista (@zambullista) diciembre 1, 2015
El viejo truco de dar por hecho lo que aún puede no suceder. Se impondrá la voluntad que mejor se haga pasar por una realidad algo demorada.
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 28, 2015
2.
Los hechos consumados antes de concretarse existen. También las eventualidades que se disfrazan de eso. Es difícil distinguir unos de otras.
— el Zambullista (@zambullista) diciembre 1, 2015
@zambullista A veces es muy fácil y lo difícil es entender cómo y por qué funciona un disfraz tan malo, y usado por el peor de los actores.
— el Zambullista (@zambullista) diciembre 2, 2015
Ni la voluntad es todopoderosa ni toda realidad es inmodificable. Son fuerzas que se limitan entre sí. El resto es voluntarismo o fatalismo.
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 12, 2015
@zambullista Lo ideal sería conocer cada vez cuánto presionan esas fuerzas y dónde dejan su frontera, que es empujada en sentidos opuestos.
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 12, 2015
@zambullista Guerra de frontera: si medís bien la relación de fuerza en el empuje, podés predecir (o explicar) el movimiento de los límites.
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 12, 2015
Prever es ver lo que presiona, que es lo que se nos viene, para evitar que sobrevenga o reducir daños (si no es evitable pero sí mitigable).
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de mayo de 2016
Aun si funciona, mi fe no está sola. Si la montaña no se mueve, también puede ser que su fe se esté imponiendo a la mía y su solipsismo.
— el Zambullista (@zambullista) febrero 13, 2015
3.
Querer lo imposible es frustrante por definición. ¿Para qué querer sembrar semillas de batata en el Polo Norte? Ni existen ni crecerían ahí.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 24, 2016
La doble imposibilidad (como el embarazo de una casta que toma pastillas) queda fuera del alcance de voluntaristas. Es absurdo, no difícil.
— el Zambullista (@Zambullista) febrero 12, 2016
—Eso de que la realidad no acate los deseos es frustrante.
—El juicio es analítico: la frustración ya es eso.
—Pero se siente nuevo, ¿no?
—…
— el Zambullista (@Zambullista) enero 14, 2016
Hay frustraciones deseables. Cuando la realidad nos "cumple" los temores, nadie se alegra de haber acertado (o no más de lo que lo lamenta).
— el Zambullista (@Zambullista) enero 14, 2016
C. Scaletta, rematando una discusión con productores del Alto Valle sobre la razón de sus pérdidas, es más enfático.
https://t.co/a2e6qQH1Vl
— el Zambullista (@Zambullista) enero 22, 2016
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