1.
Digo "La ruta de las especias". Debo hacerme íntimo de eso que nombra ESPECIAS, para dejar de sentirla un intento fallido de decir ESPECIES.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
@zambullista Mejor: haré íntimas especias como el romero. Así me iré habituando a la sutil diferencia de 1 letra, hasta verla fácil y obvia.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
@zambullista Me acordé. En "La ruta de las especias", una amaicha dice que usan el romero para "activar la memoria":
https://t.co/61ygwbD1z8
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
@zambullista Promediando, el título lo digo fluido. Pero me trabo en la última sílaba y todo parece frenarse. Me destrabo con dificultad.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
@zambullista La dificultad podría ser mayor. Si la serie fuese "El origen de las especias", el título familiar haría más lobby por ESPECIES.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
@zambullista Es como si al ver venir ESPECIAS se activara la memoria de ESPECIES y sonase una alarma de ERROR: POSIBLE CAMBIO DE IDENTIDAD.
— el Zambullista (@zambullista) noviembre 10, 2015
2.
TENGO UNA LIJA… es TENGO HAMBRE por "X come como lija nueva".
La lija giró: pasó de metaforizar la voracidad a significar las ganas altas.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 21, 2015
@zambullista Más plasticidad no se le puede pedir a "lija". En una frase se come todo y en la otra pasa hambre. Puede ser algo y su opuesto.
— el Zambullista (@zambullista) octubre 21, 2015
@zambullista Lija cede a la tentación de hacer un chiste malo: "Me fui con lo opuesto". Su padre dobla la apuesta: "Qué hambre ese chiste".
— el Zambullista (@zambullista) octubre 21, 2015
3.
—La boca que habla es la boca que come.
—¡Mirá vos! Se juntaron el hambre y las ganas de hablar.
—Bla para hoy y hambre para mañana.
—¡Blal!
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 25, 2015
—La boca que habla bl ab labl abl aome.
—¡Mirá vos! Se juntaron el hambre y bla blabl ab lablab.
—Bla para bla y hambla blab lañana.
—¡Blab!
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 27, 2015
—Bl abla bla blabl ab la blab lab labl.
—¡Abla bla! Bl ablablab la blabla b lab labla bl ablab.
—Lab labl abl a blabla blab lablab.
—¡Labl!
— el Zambullista (@Zambullista) diciembre 27, 2015
Algunos encuentran laboratorios donde no los hay. Y justo ahí donde hay puro bla-bla. Hablame de sobreinterpretar. pic.twitter.com/bTj4JZu5mD
— el Zambullista (@Zambullista) enero 24, 2016
Lo único con más fe en el sentido que un humano es un software escrito por humanos, que ofrece traducir ("del francés") ese bla-bla. Acepto.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 24, 2016
El traductor automático detecta un idioma en un "diálogo" hecho del flujo BLA cubriendo cada palabra. El humano ve el patrón y el no idioma.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 25, 2016
Laszlo aún no sabe que es una conjetura ilusoria en la traducción de un no enunciado. Cree que está en un laboratorio encontrado. Tiene ABL.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 25, 2016
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