1.
—X mantiene viva mi esperanza de volver a empezar. Porque creo que puedo volver a empezar con X es que creo que puedo volver a empezar. Aún.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
—Es postergar la desilusión. Sabés que es un sueño y no querés despertar.
—Quizá. Pero no puedo descartar que sea real.
—Tus actos apuestan.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
Pragmática del resignado:
—Si es un sueño, que dure. Si voy a despertar a lo opuesto de esa esperanza, "déjame que duerma, nodriza, en paz".
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
—¿Lo sabe X?
—No. Es que temo perder esa esperanza con más fuerza de lo que deseo verla cumplida. No me gusta pero me sale así.
—Pusilánime.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
2.
El pusilánime es lúcido de su debilidad: sabe que lo que vive no es lo que preferiría. O se hace cínico o intenta olvidarlo con una ilusión.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
Si temés frustrarte más de lo que deseás satisfacerte, te queda lo que a Leonard: crearte una ficción motivante, olvidarlo y hacer que dure.
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
Hacer que dure implica olvidarlo. Lo de Leonard Shelby en "Memento" es paralelo a las 3 cosas de Kafka (6-12-1917):
https://t.co/Hmh0X4k5PT
— el Zambullista (@Zambullista) enero 16, 2016
"3 cosas:
— el Zambullista (@Zambullista) 27 de junio de 2015
Verse a sí mismo como una cosa ajena, olvidar lo visto, conservar la mirada.
O sea, 2 cosas solas, dado que la 3ª comprende la 2ª"
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