1.
El aburrimiento es un desierto sin sed.
— lourdes (@loubarrera58) 4 de abril de 2016
O al revés: es una sed sin desierto: una necesidad de cambiar en medio de una abundancia inercial de cosas gastadas. https://t.co/C5knuHUXmy
— el Zambullista (@Zambullista) 5 de abril de 2016
En el aburrimiento se da eso de que los extremos se tocan: la saturación te vacía y el vacío te satura y este círculo vicioso te encierra.
— el Zambullista (@Zambullista) 5 de abril de 2016
El aburrimiento como meta-experiencia: una experiencia de la falta y necesidad de experiencias nuevas. Pasa cuando no cambiar cansa y tensa.
— el Zambullista (@Zambullista) 5 de abril de 2016
En el aburrimiento falta algo y sobra todo. La ansiedad de salir de lo que hay, sin saber qué falta, qué buscar, te pide saltar al vacío.
— el Zambullista (@Zambullista) 5 de abril de 2016
NO HAY NADA QUE ME ATRAIGA es NADA DE LO QUE HAY ME ATRAE. Porque cosas hay. Más radical sería si no hubiera nada, atrayente o no: un vacío.
— el Zambullista (@Zambullista) 13 de abril de 2016
Cuanto más se parezca el aburrimiento a ese vacío que no es, más asustará o atraerá. Mientras tanto, es ese desinterés por lo mucho que hay.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de abril de 2016
2.
El aburrimiento no es la falta de deseo, que te deja apátic@. Es la falta de satisfacción de un deseo de cambio, que te va poniendo ansios@.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de abril de 2016
La diversión te vierte fuera de vos, te saca de ahí. El aburrimiento, al revés: te aísla y ansiás una novedad de escape. Lo nuevo es no yo.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de abril de 2016
El aburrimiento es un deseo de novedad indefinido:
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de abril de 2016
—No sé lo que quiero, pero lo quiero ya…??
Es el imperio de una necesidad sin emperador.
Tod@ aburrid@ está cansad@ (de permanecer). Pero no al revés: si X me ata con su verborragia, no me aburre: me cansa. Porque sé qué quiero.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de abril de 2016
Aun si pasamos de implicar (estar aburrid@ es estar cansad@…) a equivaler (…y viceversa), hablamos sólo de un cansancio de ansiedad cautiva.
— el Zambullista (@Zambullista) 18 de abril de 2016
El aburrimiento es ansioso. No así la apatía o el entusiasmo: o no hay cansancio o es un cansancio feliz, no uno insatisfecho y fastidioso.
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de mayo de 2016
3.
La frustración de las expectativas es gradual: de un
— el Zambullista (@Zambullista) 30 de mayo de 2016
—Aún está a tiempo
a un
—Ya no,
pasando por unos menguantes
—Se pospuso, no se canceló.
Sobre esos grados se monta la vida de una esperanza: nace en el primero, decrece en los intermedios y muere –o "se pierde"– en el último.
— el Zambullista (@Zambullista) 30 de mayo de 2016
La idea de que la esperanza es lo último que se pierde aparece en la pendiente de los grados intermedios para alentarnos a seguir remando.
— el Zambullista (@Zambullista) 30 de mayo de 2016
La apatía es la no ingesta de expectativas. El aburrimiento, su síndrome de abstinencia. La ansiedad, su consumo adictivo. Pipón soy feliz.
— el Zambullista (@Zambullista) 30 de mayo de 2016
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