1.
-Tenemos esta evidencia sin sentido que apoya la canonización.
— El Gato y La Caja (@ElGatoyLaCaja) 11 de septiembre de 2015
-Lo lamento, su santidad, pero esta otra evidencia sin sentido la contradice.
Querer contradecirle a alguien una "evidencia sin sentido" es perdonarle la carga de la prueba y quedar atrapado en su juego: EMPAnTAnaDO. https://t.co/2R3rqH8nZN
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de octubre de 2016
En teoría, las creencias tienden al empate: todas son tan indemostrables como irrefutables. En la práctica, suelen desempatar por la fuerza.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de octubre de 2016
Entre ellas, por la fuerza de voluntad, si tenés los medios para hacerla valer. Ahí ya no se trata de demostrar algo, sino de establecerlo.
— el Zambullista (@Zambullista) 29 de octubre de 2016
De ella dependen las fuerzas activadas en su cumplimiento. Ella depende de que el voluntarioso tenga existencia, vida y conciencia de ambas.
— el Zambullista (@Zambullista) 29 de octubre de 2016
2.
—Yo quiero eso.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de abril de 2016
—Pusiste la vara muy alta para el largo y la fuerza de tus piernas. Bajala o crecé.
—Pero yo quiero eso con fuerza.
—Suerte.
—Si lo deseás mucho, llega.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de octubre de 2016
—Y si no llega, ¿desmiente esa creencia?
—No. Será que no lo deseaste bastante…
—Así cualquier fe es intocable.
Tocar es lo que pide Tomás para creer y lo que Jesús le concede y le reprocha. Creer es obedecer. Pedir pruebas es cuestionar una autoridad.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de octubre de 2016
—La fe no está para ponerse a prueba. Tomala o dejala.
— el Zambullista (@Zambullista) 29 de octubre de 2016
—O sea, sometete a la verdad revelada o te perdés sus bienes y te merecés sus males.
Para demostrar la existencia del alma, peso a alguien justo antes y apenas después de morir. No hay diferencia. Conclusión: el alma no pesa.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de octubre de 2016
Lo que hace quien concluye así es correr el arco. O es cambiar las reglas en medio del juego según le convenga. Como sea, es hacer trampa.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de octubre de 2016
Para sentir algo, debe existir. Que digas sentirlo no prueba que existe. Probando que existe probás que podrías sentirlo, no que lo sentís.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de febrero de 2017
Si además de ser posible fue real, sentiste algo que existe, en vez de haberlo alucinado (no existe) o sólo creído (existe) por sugestión.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de febrero de 2017
3.
La confianza lúcida en un dato o en una interpretación está atada a una comprobación y a un razonamiento. La confianza ciega de una fe, no.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de marzo de 2017
Artículo de fe o conjetura tan indemostrable como irrefutable, mientras no haya evidencias sino meras especulaciones con lo que podría ser.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de octubre de 2016
La fe te ata a una creencia tan irrefutable como indemostrable por lo mismo que Ulises se ata al mástil: para oír un llamado y no responder.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de marzo de 2017
El llamado a los atados por una fe es a asumir la carga de la prueba. Lo oyen pero siguen de largo y escamoteando todo a la verificación.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de marzo de 2017