1. El gusto y el plus
Tenés más chances de ser feliz si te gusta lo que hacés que si no. "Me pagan por hacer lo que me gusta", dicen felices muchos futbolistas.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de octubre de 2016
El plus no es que te guste, sino que te paguen:
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de octubre de 2016
—Hago lo que me gusta y encima me pagan.
O:
—Tengo la suerte de vivir de esto.
Alta yapa.
Una medida de cuánto te gusta eso la da la respuesta a si lo harías también sin el plus de que te paguen. Sí = te gusta mucho. No = menos.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de octubre de 2016
Un sistema que te hace hacer lo que no te gusta genera insatisfacciones acumulativas (superarlas no es eliminarlas) en quienes lo sostienen.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de octubre de 2016
Que se mantenga en uso depende de la interacción de ciertos datos: ¿a cuántos, cuánto y cómo afecta el sistema?; ¿cuánta fuerza lo defiende?
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de octubre de 2016
2. Motivos y componentes: un ranking de felicidades
Matrices. Top 4:
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de octubre de 2016
Lo hago por gusto, con dinero.
Lo hago por gusto, sin dinero.
Lo hago por dinero, con gusto.
Lo hago por dinero, sin gusto.
Las posiciones de este ranking de felicidades pueden variar según la magnitud del gusto y del dinero dentro de cada matriz y entre matrices.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de octubre de 2016
Si lo que hago es el trabajo del que vivo, la mayoría es caso 4; subiendo hay cada vez menos. Tres veces por semana soy caso 3; el resto, 2.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de octubre de 2016
Si lo que hago es un hecho puntual, al caso 2 van los actos gratuitos (o cobrados en otras monedas). Ej: quedarse mirando pasar los trenes.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de octubre de 2016
Dinero, satisfacción personal, interés, placer… Ponele que sí, que son monedas de cambio. Pero difieren más de lo que las une esa membresía.
— el Zambullista (@Zambullista) 31 de octubre de 2016
En lo que hacés por gusto, el esfuerzo se aplica a no dejar de hacerlo; si lo hacés por dinero, se aplica a hacerlo. En ambos, a reanudarlo.
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de noviembre de 2016
El 1º esfuerzo empuja (para volver a –o no dejar de– jugar, p. ej.). El 2º arrastra (para volver a trabajar sin ganas y durante el horario).
— el Zambullista (@Zambullista) 2 de noviembre de 2016
A reanudarlo deseando y queriendo o a reanudarlo a tu pesar (cada odiado lunes), como quien vuelve a trabajar queriendo pero no deseando.
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de noviembre de 2016
El caso 2 es un lujo que me doy, una puntada sin hilo. Otros ven ahí gasto, lucro cesante y tiempo desperdiciado (= no usado para producir).
— el Zambullista (@Zambullista) 29 de octubre de 2016
"X no da puntada sin hilo" = no hace nada gratis.
— el Zambullista (@Zambullista) 31 de octubre de 2016
"Se da un lujo" critica lo inverso: falta tiempo y andás malgastándolo en actos gratuitos.
Quien no da puntada sin hilo comete un exceso de interés. Quien no da puntada con hilo, una falta. Moraleja: ni siempre ni nunca; a veces.
— el Zambullista (@Zambullista) 31 de octubre de 2016
Hablar de lujo y puntada sin hilo es mirar el caso 2 con los ojos de sus opositores. ¿Para que sigan el argumento que se les opone? #Derrida
— el Zambullista (@Zambullista) 7 de noviembre de 2016
3. Interarse y/o cumplir
?Una obra elaborada remite a alguien que se interesó mucho por hacer algo, que remite a alguien feliz.
— el Zambullista (@Zambullista) 31 de julio de 2017
?¿Decís que por eso atrae?
?Ponele.
?Si en vez de interesado lo hiciera de cumplidor, ¿no daría una obra elaborada?
— el Zambullista (@Zambullista) 31 de julio de 2017
?Daría, pero no remitiría a alguien feliz, sino eficiente.
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