- Fabián Polosecki, El visitante (1995), capítulo retrospectivo, bloque “Sensaciones”.
—Te perdés algo increíble que no conocés ni podés conocer: ¿te da pena?
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de octubre de 2016
—No; son sólo palabras.
—Sos como un ciego de nacimiento en Granada. pic.twitter.com/jJu6ye4lyL
—Ahora te perdés algo increíble que conociste y perdiste para siempre: ¿te da pena?
— el Zambullista (@Zambullista) 6 de octubre de 2016
—Sí; es una pérdida indeseada.
—Ahora sos el otro ciego.
Un tipo de ciego perdió la vista y el otro nunca la tuvo. Esta diferencia marca también los sueños, que cumplen deseos propios de cada tipo.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de noviembre de 2016
Ante una pérdida dolorosa, el deseo es revocarla; nos lo cumplimos soñando. Ante una carencia indolora, el deseo es hacer mejor lo mismo.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
Rosa, sin recuerdos visuales, en sus sueños se desplaza como siempre, pero sin bastón. Omar, ciego desde hará 2 años, a veces sueña que ve.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
Dice Omar:
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
—Para las personas que vieron alguna vez, es relindo a veces soñar, porque soñás que ves. Soñás con antes. Y es feo despertarte.
El Omar de ahora, despierto y memorioso, disfruta que el Omar del sueño veía. Esto no dice nada de si el Omar del sueño disfrutaba que veía.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de noviembre de 2016
"Soñás con antes" está dicho ahora, desde afuera del sueño y añorando. "Es relindo" lo opina ahora; si ya lo opinaba durante, sueño lúcido.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de noviembre de 2016
Si en el sueño sabés que es relindo ver y lo disfrutás, sospechá. Nadie que en la realidad vea destacará o festejará que en sus sueños ve.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de noviembre de 2016
2.1.1 Sueño lúcido
Al sueño lo hace lúcido conocer ese "antes":
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
—Vos no ves en la realidad, y de repente estás viendo, vos te das cuenta de que estás soñando.
Ver lo delata y se da cuenta de que está soñando que ve, no viendo. No entrar en la ilusión (o sí, pero reconociéndola) ahorra desilusiones.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de noviembre de 2016
Reconocerla hace lúcido el sueño. Pero si luego lográs (o te pasa) olvidarla, disfrutás ver y sufrís despertar igual que si no fuera lúcido.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de noviembre de 2016
Perder de vista la ilusión onírica da lo mismo, a partir de ahí, que no haberla divisado nunca. Se siente según se cree (o se cree saber).
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de noviembre de 2016
También puede pasar que la ilusión sea tan tenaz que persista luego de evidenciado y entendido el truco. El cerebro es el mejor ilusionista.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de noviembre de 2016
Hay una variante en que el ver no delata que todo es un sueño: soñás que recuperás la vista. No negás o ignorás la ceguera: la hacés pasada.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de noviembre de 2016
Lo lúcido te hace "vivir" lo que deseás sin engañarte con un "Ahora ves" o "Siempre viste". O sea, sin depararte un desengaño al despertar.
— el Zambullista (@Zambullista) 20 de noviembre de 2016
Pero tampoco te depara, en el sueño, la sensación que experimentan los que no se dan cuenta. Te rebaja la pérdida de lo que te rebaja gozar.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de noviembre de 2016
Si perdiste la vista, esa mezcla es lo mejor que podés conseguir, descartado el VIVIR LO QUE DESEÁS y descartando el NI SOÑANDO LO "VIVÍS".
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Un sueño lúcido es como un casco de realidad virtual: será irreal, pero si deseo o temo que sea real, el cerebro trabajará como si lo fuera.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de noviembre de 2016
2.1.2 Sueño no lúcido
Sigue Omar:
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
—Pero hay veces que no. Y no te das cuenta de que estás soñando y cuando te despertás decís: "¡Puuta madre! Lo había logrado…".
Si "pensás que es la realidad el sueño", volverás a sufrir perder la vista. Gozar se pagará sufriendo; sufrir se compensará habiendo gozado.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de noviembre de 2016
El dolor sigue al goce tan rápidamente que no lo deja irse del todo: por reciente o residual, aún siento que veo cuando ya me duele que no.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de noviembre de 2016
La compensación vendrá después, cuando la memoria pueda rescatar ese goce porque habrá aflojado el dolor por su repérdida.
— el Zambullista (@Zambullista) 21 de noviembre de 2016
—Te acostumbrás.
Cuando seleccionás a tu favor, retenés los recuerdos que más feliz te pueden poner ahora y dejás ir a los que menos, que no son a tu favor.
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de noviembre de 2016
La última palabra la tiene el festejo, no el lamento.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de noviembre de 2016
Sigue Omar:
—Pero es relindo soñar a veces.
Si te gusta el durazno, bancate la pelusa.
—Es refeo pensar que estás viendo y de golpe no ves,
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
pero
—Te acostumbrás.
La 1ª vez habrá sido muy fea; después ya sabés que se sobrevive.
2.1.3 En resumidas cuentas
Si no sabés que es un sueño, el goce de ver es retroactivo: lo activa la pérdida.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de noviembre de 2016
Si lo sabés, sabés que –alto o bajo– es un goce ilusorio.
Una revocación onírica de la pérdida es mejor que ninguna. Si sos lúcido, al despertar serás igual o más feliz que al dormir. Si no, menos.
— el Zambullista (@Zambullista) 12 de noviembre de 2016
Cuando sabés (que es un sueño) no sentís que perdés algo al despertar como cuando no sabés. Menos lo sentís cuando no conocés qué te perdés.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de noviembre de 2016
Para Rosa el rojo es sólo una palabra, sin imágenes ni recuerdos. Rosa no puede perder lo que nunca tuvo, aun si puede lamentar no tenerlo.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
Si una Rosa aspiracional sufriera la falta de algo que no conoce ni puede conocer, convertiría una carencia neutra en una pérdida trágica.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de noviembre de 2016
Vos, que ves, ¿lamentás no tener el sentido del campo eléctrico, como tienen tiburones u ornitorrincos? ¿No te arreglás sin? Lo mismo Rosa.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de noviembre de 2016
Para "magnífica ironía", la de Rosa, que recibió en el nombre el color que no recibió en los ojos. No reprocha: para ella es sólo un nombre.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de noviembre de 2016
Para el Borges de "Poema de los dones" no es sólo una palabra, porque no hay un don ausente: hay 1 perdido y 1 ganado –como peine de pelado.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de noviembre de 2016
"Nadie rebaje a lágrima o reproche
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de noviembre de 2016
Esta declaración de la maestría
De Dios, que con magnífica ironía
Me dio a la vez los libros y la noche."
Pide que "nadie rebaje a lágrima o reproche" su elogio a la maestría de Dios. Rosa, que no sufrió ninguna pérdida, no necesita ser estoica.
— el Zambullista (@Zambullista) 25 de noviembre de 2016
"Unos ojos sin luz" "sólo pueden leer" "insensatos párrafos" "en las bibliotecas de los sueños". Borges cuenta que sueña que lee, no que ve.
— el Zambullista (@Zambullista) 26 de noviembre de 2016
Lo que lee está coeditado por el sueño: los párrafos son "insensatos".
— el Zambullista (@Zambullista) 27 de noviembre de 2016
No oímos a Omar quejarse del aporte que el sueño le hace a lo que ve.
2.2.1 Sueños y deseos
Rosa:
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de noviembre de 2016
—Yo sueño. Sueño no viendo. Sueño de la misma forma que vivo las cosas. Lo único que… nunca, nunca me soñé con el bastón en la mano.
Sigue e insiste Rosa:
— el Zambullista (@Zambullista) 13 de noviembre de 2016
—Nunca. Yo ando por la calle, entre los coches, camino, corro, voy y vengo, todo sin bastón.
Sueño cumplido en sueños.
Sueña no viendo y no usando lo que usa en la vigilia para moverse porque no ve. Es como si, viendo, te soñaras sin ojos y tan o más ágil.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de noviembre de 2016
Rosa, que sueña no viendo, sueña con los efectos de ver: se mueve como se movería si viera: sin bastón. A su manera, Rosa sueña que ve.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de noviembre de 2016
El TOCAR de Rosa es tu VER: su SABER.
— el Zambullista (@Zambullista) 14 de noviembre de 2016
—…arrepentirme no, nunca. Porque yo todo lo quiero tocar, todo lo quiero descubrir.
Envidiable avidez.
Marcada, sí; arrepentida, no:
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de diciembre de 2016
—Hay sensaciones que por ahí no me las olvido cuando las toqué la 1ª vez… [Risas] Pero arrepentirme no, nunca.
#Autocuriosidad
— el Zambullista (@Zambullista) 22 de noviembre de 2016
—Me gustaría tocar un cerebro, para ver cómo es.
Como ROJO, para su cerebro VER es sólo una palabra, un sinónimo de CONOCER.
"Sueño de la misma forma que vivo las cosas". Esa forma es su saber y no es viendo, sino tocando (con bastón –espacio– o con manos –cosas–).
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Rosa formula un deseo concreto: tocar la nieve. No dice si se lo cumple soñando, como hace con el deseo general y no dicho de ir sin bastón.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Sobre cosas: tocar la nieve es un deseo de conocer que la une a ciclistas de Ruanda. Ir sin bastón es un deseo de explorar: sobre espacios. pic.twitter.com/EFyKG80Jw0
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
2.2.2 Tocar y recordar
Salvando las distancias (como las de rifle vs puñal), ver cosas es como tocarlas con la mano; leer palabras es como tocarlas con los dedos.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016Leer relieves presupone tocar como leer dibujos presupone ver. Son equivalentes funcionales captando cosas y entendiendo espacios y signos.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016Las distancias cubiertas por la vista suelen sobrepasar a las alcanzadas por el tacto.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Hay distancias de lectura iguales para ojos y dedos.
No la lectura de carteles altos o lejanos, donde los ojos alcanzan lo que los dedos no podrían. Sí la lectura de libros impresos: manuables.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Rosa gusta de y recuerda las cosas de la misma forma que las vive:
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
—A mi papá… no lo quise tocar porque quería tener el recuerdo de él vivo.
Había dicho Rosa:
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
—Y hay muchas cosas que no me gustaría tocar. Por ej., nunca me gustó tocar a nadie que se murió. Ni siquiera a mi papá…
Tocar con los labios:
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
—No quise ni darle un beso estando muerto porque quería tener la sensación del beso que le di mientras estaba vivo.
Los sueños son demiurgos, no creadores; trabajan con lo que hay. Rosa no puede soñar que ve porque no sabe qué es VER –es sólo otra palabra.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Omar casi que no puede no soñar que ve porque sabe qué es y lo extraña en 2º plano despierto y se da el gusto soñando –enterado o no de eso.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Se sueña como se vive. Los deseos que cumplen los sueños son mejoras de ese cómo: Omar y Rosa se desplazan sin bastón, él viendo y ella no.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Lo de Omar es una regresión: sueña "con antes". Lo de Rosa, que no tiene un antes visual, es una utopía: moverse como con bastón pero sin.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Dime cómo escapas y te diré de qué: de una pérdida (regresa Omar) o de una carencia (lateraliza Rosa). Se sueñan como no viven: sin bastón.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
En sus sueños, Omar no usa el bastón blanco: no lo necesita: ve. En sus sueños, Rosa no lo usa y, siempre sin ver, se mueve igual de bien.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
De ahí que, cuando Rosa despierte y vuelva a moverse así pero con bastón, no sentirá que perdió destreza por ya no tener las manos libres.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
A lo sumo, perdió la comodidad de desplazarse con las manos desocupadas. Es una pérdida muy inferior a la pérdida de destreza, que no sufre.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
El grado de libertad que pierde Rosa al despertar y volver al bastón es menor que el que pierde el Omar no lúcido, que pasa de ver a no ver.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de noviembre de 2016
Pasar de ver a no ver lleva a una pérdida de destreza para moverse entre obstáculos por un espacio. Omar se adaptará sin dejar de añorar.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
Rosa no vivenció ese pasaje (o lo olvidó). Eso le ahorra añorar y tener la pesadilla de despertar de un sueño donde la pérdida no existió.
— el Zambullista (@Zambullista) 8 de noviembre de 2016
—Al perder un sentido, podés desarrollar otras sensaciones. […] Por ej., sentís que hay algo…
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
—Si estás parado al lado mío, te voy a sentir.
Aun si es cierto que si estás ahí voy a sentirte, al revés no: bien podés ser un árbol. Sentidos y sensaciones son un truco: pueden fallar.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
Pedirle ayuda a un árbol o entrar en un garage creyendo doblar en la esquina: "A veces, algunas confusiones tenés por una sensación" (Rosa).
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
Justo antes:
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de noviembre de 2016
—Que tengas las sensaciones no quiere decir que … vaya a ser todo perfecto.
Tampoco que tengas los sentidos, le sobró agregar.
Y aun sin las ilusiones sensoriales, estarían las intelectivas: las interpretaciones de los datos, como la que te hace doblar en un garage.
— el Zambullista (@Zambullista) 23 de noviembre de 2016
—Pensás que es la esquina porque sentís la abertura…
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
Falacia: aun si toda esquina se siente por su abertura, no toda abertura es de esquina.
Hay sensaciones de abertura, de presencia cercana, etc. La sensación fue bien categorizada: es de abertura. Errónea fue la implicación A?E.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
El uso –la interpretación– que se hizo de la sensación, no la sensación, causó la confusión. Abertura hubo: la sintió bien pero la supo mal.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
Lo que necesita ser interpretado puede ser malinterpretado. Esta posibilidad es insuprimible, como la de hackear un voto si es electrónico.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016
La vista, las sensaciones que la reemplazan y los sueños que la recuperan: el riesgo de engaño de mediadores es tan inevitable como usarlos.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de noviembre de 2016