Pastoral, “En el hospicio” (1974)
1.
Me hace mal la realidad de saber que el perro es perro y nada más.
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Quiero (…) buscar la realidad de que el perro no sea perro y nada más.
Puedo ver la realidad de que el perro sea perro y nada más.
Sufro una realidad; quiero buscar otra que la niegue pero termino asimilándola.
Tres momentos sucesivos pueden parecer simultáneos porque están c@ntados en presente.
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Las fases se van apilando, como posteos. La última es la actual:
3) puedo ver sin dolor que el perro es perro y nada más;
2) pasé por desear que no porque
1) me dolía saber que sí.
¿Va de nuevo?
Ahora puedo ver la realidad de que el perro sea perro y nada más. Antes no podía. O no quería. Quería buscar la realidad de que el perro no sea perro y nada más porque me hacía mal la realidad de saber que el perro es perro y nada más.
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Estoy un poco menos en el hospicio, creo.
🎵¿Cómo no sentirme así
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
si ese perro sigue allí?
¿Que podría ser peor?
Eso no me arregla,
eso no me arregla a mí.🎶
La 1ª pregunta es fase 1.
La 2ª también, pero justo antes de lanzarme a fase 2.
La afirmación es la conclusión a la que llego con tantas frustrativas. Madura la 3.
Fase 3. El “sea” en vez de "es" hace que la “realidad” que “puedo ver” suene a POSIBILIDAD “de que el perro sea perro y nada más”.
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Fase 2. La “realidad” que “quiero (…) buscar” suena a DESEO “de que el perro no sea perro y nada más”.
Fase 1. La “realidad” es REALIDAD y nada más.
Pero no hay que confundirla. Porque no “me hace mal la realidad de” que “el perro es perro y nada más”, sino la de “saber”lo (ojos que no ven…). Y sólo porque ese saber contradice un creer y frustra un querer/buscar. Bastaría que cambie qué creo y quiero para que no me haga mal.
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Eso no pasa en la fase 2, cuando todavía quiero que “el perro no sea perro y nada más”, pero sí en la 3, cuando ya “puedo ver” lo mismo que sabía en la 1 pero sin que me haga mal. ¿Por? Creo que porque cambié de creencias y, por ende, de expectativas. Si fue así, ¿de qué me curé?
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
2.
Me curé de la superstición del sentido, que le dice al perro que no debe ser perro y nada más, que debe simbolizar. Bajo sus efectos, si el perro es perro y nada más vivimos en un sitio desencantado, con 🎶“la melancolía de morir en este mundo y de vivir sin una estúpida razón”🎵
— el Zambullista (@Zambullista) 1 de mayo de 2018
Fuera de sus efectos, que el perro sea perro y nada más sólo dice que no simboliza: no es signo ni
— el Zambullista (@Zambullista) 3 de mayo de 2018
🎶sombra,
sombra🎵
de algo que esté en el mundo de las ideas o en otra locación metafísica.
Frustración podés sentir bajo sus efectos, no fuera.
🎶Sal de ahí, chivita, chivita🎵
El perro es perro y nada más: ni simboliza otra cosa ni es la parte material y mortal (aka cuerpo) de un ser con otra parte inmaterial e inmortal (aka alma/espíritu). Pero el hecho de que el perro sea perro y nada más es algo más: significa que ni simboliza otra cosa ni es la p…
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2018La realidad de que el perro es perro y nada más lo es gracias a que eso significa algo. Pero el plus no lo tiene el perro, sino el hecho que protagoniza en soledad (ser). Y si lo de no ser nada más y lo de ser algo más no se aplican a lo mismo, no hay paradoja o es ilusoria.
— el Zambullista (@Zambullista) 19 de mayo de 2018
Después de querer buscar la realidad de que el perro no sea perro y nada más y antes de poder ver la realidad de que el perro sea perro y nada más, ambas realidades caninas,
— el Zambullista (@Zambullista) 4 de mayo de 2018
🎶mi propia realidad
superó la fantasía
de ser vos la fuerza que
de la nada hizo vida y me la dio🎵
¿Salí?
3.
Hay otra versión de por qué me hace mal que el perro sea perro y nada más. Será real, pero es un encierro; será de barro, pero es un claustro y sólo se ven sombras (¿So vo, Platón?). ¿Y si quiero buscar que el perro no sea perro y nada más como un claustrofóbico la salida?
— el Zambullista (@Zambullista) 4 de mayo de 2018
¿La salida de dónde? De una tautología, que es como un perro que se muerde la cola. Ese 1 sabe a 0, a pérdida del 2. Eso siente TheNap1956 con la muerte de su hijo: "Perdí todos mis sueños y fantasías (…) hoy me hace mal la realidad de saber que el perro es perro y nada más". pic.twitter.com/LCHdwrmtWD
— el Zambullista (@Zambullista) 10 de mayo de 2018
Perdió lo que alimentaba su alma, dice. Sus sueños y fantasías comparten la materia prima: el sentido, que le da ese "algo más" al sabor de lo que consumimos para seguir actuando. O también: el sentido es la salchicha del pancho y que el perro sea perro y nada más es pan con pan.
— el Zambullista (@Zambullista) 18 de mayo de 2018
Schopenhauer: una libertad absoluta coincide con una total contingencia. Ser plenamente libre de hacer A o B es no estar condicionad@ por razones para preferir, como el azar.
— el Zambullista (@Zambullista) 9 de mayo de 2018
Me: con una libertad alta, me ahoga la sola idea de perderla, aun un poco.
Also me: soy libredependiente.
Me siento tan libre que hasta me ahoga la idea de atrapar el sol en una pared desierta. Y hablando de ahogos, me hace mal la identidad del perro sólo consigo mismo. Quiero buscar que sea algo más, entre otras liberaciones (descolgar, chapalear, respirar ─o estirar─ y correr).
— el Zambullista (@Zambullista) 4 de mayo de 2018
En el final, luego de que “me atan a mi cama”, “puedo ver la realidad” que antes me hacía mal conocer. Atado o no, es una liberación: ya no necesito liberarme de esa realidad porque me liberé de sus efectos. Me liberé de la necesidad de liberarme. Salí de la claustrofobia, creo.
— el Zambullista (@Zambullista) 4 de mayo de 2018