1.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de febrero de 2018
Hay obsesiones y hay cosas que te entran por un oído y te salen por el otro, como se decía. Pero pinceladas de tu retrato son las cosas que se quedan rebotando sin querer en tu cabeza.
2.
En tus recurrencias involuntarias, más que en tus obsesiones, está tu diagnóstico precoz.
El sentido a medio captar es como el alma en pena de un insepulto: nos acompaña hasta que aprendamos a clasificarlo, etiquetarlo, catalogarlo o la metáfora que se prefiera. Cuando eso pase se aquietará, aunque sea un poco.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de febrero de 2018
3.
Estás viv@ y ya sabés que hay cosas que no vas a hacer (sea porque no quieras o porque no puedas). En lo relativo a esas cosas, ya estás muert@.
— el Zambullista (@Zambullista) 17 de mayo de 2018
Acabás de hacer X cosa. Hay una cuenta regresiva de Xs posibles (te quedan menos Xs para hacer en toda tu vida) y una progresiva de Xs reales.
— el Zambullista (@Zambullista) 13 de noviembre de 2017
La longitud de la identidad va de lo acumulado (las Xs reales) a lo pendiente (las Xs posibles): de la memoria a la proyección, pasando por la percepción (y la digestión conceptual) de lo que hay.
— el Zambullista (@Zambullista) 11 de diciembre de 2017
4.
Memoria mínima es que distingas entre un caso aislado y el eslabón de una cadena. Olvido profundo es que no, es que escuches cada vez una tecla de piano y nunca una melodía. Si la nota que suena y olvidás es la misma o varía, vos no te enterás: para vos siempre es la primera.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de febrero de 2018
El deprimido tiene una memoria RAM. Se duerme o desatiende por otra vía los datos en uso y éstos se borran.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de febrero de 2018
A Funes le costaba dormirse porque no podía distraerse del mundo. El deprimido desea dormir porque así puede distraerse del mundo sin morir; entra en hibernación emocional.
Junto con la memoria, en la demencia senil se pierde lo que en la inocencia infantil todavía no se adquirió: la significatividad de las cosas (aun si se retienen los significados de las palabras que se les asocian). Es lo que hace que junto con la memoria se pierda la identidad.
— el Zambullista (@Zambullista) 24 de febrero de 2018
5.
—¿Quién sos?
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de octubre de 2018
~Yo.
—¿Pero qué es ese YO: lo que comprás, lo que querés, lo que tenés?
~Ah, pero ahí estás preguntándome qué soy.
—Ok: si no sos lo que comprás, lo que querés, lo que tenés, ¿qué sos? ¿Algo de eso? ¿Un mix de todo? pic.twitter.com/ooGBWp6Yxh
~Preguntar qué soy es como preguntar dónde estoy: ¿en una realidad social, y soy eso de lo que juego?; ¿en una biológica, y soy una trama de células?; ¿en una física, y soy una trama de átomos (o de partículas elementales (o de efectos de campos cuánticos))?; ¿soy todo a la vez?
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de octubre de 2018
—Parecería.
— el Zambullista (@Zambullista) 16 de octubre de 2018
~¿Cuánto de cada realidad? ¿Cómo las pondero? ¿Hay una última?
—Andá a saber.
~Y si la hay, ¿eso implica que es la única real, la firme, la que no va a desvanecerse con un cambio de ámbito o de escala?
—No parecería.
~Y que no se implique eso, ¿implica que no la hay?
6.
Una isoterma es una línea que une puntos de igual temperatura. Una isobara, de igual presión. Una identidad es un tejido cuyos hilos son líneas que unen puntos de igual caracterización.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de mayo de 2019
A y B son iguales respecto de algo. Eso solo podría alcanzar para decir que A y B son el mismo o de la misma clase. Basta que a ese algo se lo consagre como propiedad definitoria. En todo lo demás pueden diferir, pero si comparten eso, son el mismo o pertenecen a la misma clase.
— el Zambullista (@Zambullista) 15 de mayo de 2019
X no es Z, pero nunca de tal manera que no tenga ninguna relación con Z. La delimitación entre lo que es y lo que no es X podría ser otra.
— el Zambullista (@zambullista) diciembre 29, 2014