1. El crack
Un gol te sorprende a pesar de que nunca lo dejaste de desear, o incluso de esperar. Es como esas ilusiones que persisten luego de revelado el truco o razonada su incongruencia. O como otro ilusionista: al crack, dice Sabella, “lo esperan sabiendo qué va a hacer y lo hace igual”.
— el Zambullista (@Zambullista) July 15, 2018
Lo esperan, no lo van a buscar:
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
“Al buen jugador el defensor se le anima. Sale a anticiparlo o lo encara para sacarle la pelota. Al crack no. Al crack siempre el defensor lo espera para que vengan los compañeros a ocupar espacios.”
A ese fin táctico Sabella le agrega una razón:
“Los esperan, porque saben que apenas estiren la pierna para sacarle la pelota ellos aprovecharán ese movimiento para gambetearlos más fácil. Y nadie, nadie, quiere quedar en ridículo dentro de una cancha de fútbol.”
— el Zambullista (@Zambullista) November 29, 2020
Los otros vienen a ocupar espacios y a salvarme del ridículo.
Ahora por mí, pronto por ti. En mi lugar puede estar cualquiera, empezando por el arco, la defensa y el mediocampo. Nos une el espanto al ridículo estando hiperexpuestos.
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
La escena de una gambeta exitosa la protagonizan uno que todos querríamos ser y uno que nadie querría ser.
La mayor felicidad y la mayor desgracia sociales, la gloria y el ridículo: dos emociones opuestas de sendas experiencias opuestas, que dan sendas singularidades opuestas.
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
El crack habla de tocar el cielo con las manos; su marcador le pide a la tierra el favor de tragárselo.
Un indicio de que la mayoría de los duelos los termina ganando el crack es la estrategia de esperar que adoptaron los defensores. O ya escarmentaron o temen que les pase (porque vieron cómo es, de testigos o de televidentes).
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
Al buen jugador no lo esperan; le temen menos o nada.
Un crack es más que un buen jugador: es un distinto, un marciano, un genio. No es el mismo talento a otro volumen; es otro talento, fuera de escala, inigualable.
— el Zambullista (@Zambullista) December 22, 2020
Sabella mira cómo se refleja esa diferencia en la actitud de los defensores, que al bueno se le animan y al crack no.
La sensación de vergüenza y humillación tiene grados. La demolición de la autoestima es peor con un caño o un sombrero o quedando tirado en el suelo (solo o en ristra).
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
A mayor grado, más urgente esperar. “No abras las piernas, no te comas sus amagues”, te decís. Pero pasa igual.
Es un duelo de voluntades: él quiere pasar, vos no querés que pase. Pero cuando el duelo se resuelve a su favor porque te comiste un amague, la pierna se estira sin que tu voluntad intervenga; es como un acto reflejo, aunque reacciones a un espejismo. Tu voluntad pedía esperar.
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
Es un duelo de esperas. Vos necesitás esperar para no quedar en ridículo y el crack espera el momento en que te impacientes y muestres dónde lo esperás encontrar. Hace que te adelantes para adelantarse y no estar ahí cuando llegues. Las peores veces ni sabés dónde está el balón.
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
2. El ídolo
A pesar de la catástrofe sufrida, con un crack muy singular la experiencia de haber quedado en ridículo va a mutar en la de haber estado ahí cuando eso extraordinario se gestó. Te vas a contar entre los agradecidos por esa jugada, como inglés homenajeando con el gol soñado.
— el Zambullista (@Zambullista) December 2, 2020
I’m not on cartoon duty until next week, but here’s something I drew a couple of years ago, depicting Maradona skipping through the entirety of English history to score his second goal. pic.twitter.com/ZTnYroRCCL
— David Squires (@squires_david) November 25, 2020
O como la «rara jactancia» de la Mutual de Veteranos de Huracán, orgullosos de que su estadio haya sido escenario, casi 43 años atrás, del que consideran el mejor gol del Diego (incluyó otra larga apilada, desparramo del arquero y definición con caño al capitán de la Selección). pic.twitter.com/ftmiAcVX5E
— el Zambullista (@Zambullista) December 4, 2020
En los 3 goles del podio Diego dejó atrás al arquero.
— el Zambullista (@Zambullista) January 7, 2021
Un gol arranca desde su área, tiene una pared y termina con un caño.
Los otros arrancan de mitad de cancha con un pase gol y se coronan tocando a colocar y de puntín (mezcla singular: un último recurso definiendo el gol #1).
O como la Juventus homenajeándolo con “el gol imposible”.
— el Zambullista (@Zambullista) December 3, 2020
Resumiendo: no te va a importar haberlo sufrido; te va a importar no habértelo perdido, como les pasó a los del cementerio de Nápoles.
A la singularidad de que sus rivales lo recuerden así, suma la del abrazo River-Boca. https://t.co/TnonfQ2NDt pic.twitter.com/zpcm0RGjwc
Otra "rivalidad" abrazada da otra singularidad. Diego cumple el ideal: gusta y gana. Es hedonista (disfruta jugando) y agonal (no le gusta perder a nada).
— el Zambullista (@Zambullista) December 9, 2020
No opta entre gustar y ganar, ni entre disfrutar y ambicionar; lo mueven el placer que experimenta y la gloria que persigue. https://t.co/10vVOuT4oL
Lo mueven a hacer algo que hace como nadie, y como todos quisiéramos. Algo con lo que gusta y maravilla y que da alegría, alegría a mi corazón (henchido de estética y épica). Por eso la gratitud, por eso el afecto.
— el Zambullista (@Zambullista) December 12, 2020
Y por eso es popular, algo más especial y firme que ser público. pic.twitter.com/SKWP4TedJr
Fuera de nuestro anonimato, por cada personalidad popular perdurando en la memoria afectiva hay miles de caras famosas olvidadas a los 15 minutos.
— el Zambullista (@Zambullista) December 12, 2020
Es gente que logró hacerse ver y, con suerte, envidiar o desear, pero no hacerse querer.
Al Diego se lo quiere y admira a la vez.
https://t.co/YUmXPCItl9 pic.twitter.com/h8hypd6SvD
— el Zambullista (@Zambullista) December 30, 2020
Querer es horizontal, algo entre pares (“Es como si se me hubiera muerto un familiar”).
— el Zambullista (@Zambullista) December 12, 2020
Admirar es vertical; admirás/adorás desde abajo (a un marciano o a D10S).
No es común que se combinen esas corrientes, y menos así de caudalosas. Los primeros en sentirlas fueron Lalo y Hugo. pic.twitter.com/8U8fSHvDeW
La mezcla da una vuelta de tuerca si sos Diego Armando Jr. y muy fan del Napoli y tenés tu primer encuentro con tu padre y tu ídolo.
— el Zambullista (@Zambullista) December 12, 2020
—Tengo un mundo de sensaciones…🎶
Si son parejas, o son simultáneas o son intermitentes y abrazo y reverencia alternan tan rápido que parecen uno. pic.twitter.com/DZlprGKaB4
Dentro de tu familia, la relación con tu padre es vertical comparada con la relación con hermanos o primos. Fuera de ahí, es horizontal comparada con la relación con tus ídolos. Para querer a tu papá no necesitás admirarlo; para querer a tu ídolo, sí.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
A Diego Jr. le tocó un 2x1.
Las primeras alegrías que da un crack son estéticas: nos deleita verlo hacer magia. Si esas linduras además hacen ganar o campeonar, las segundas alegrías son agonales.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
En gratitud de algún mix de ambas, pasás a querer a quien admirás: el crack se vuelve ídolo y candidato a mito.
El mix Diego tiene muchas e intensas alegrías de ambos tipos. El mix Trinche tiene muchas por genialidades, menos por triunfos, y aun menos por campeonatos.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Los dos disfrutaban y maravillaban jugando; Maradona además tenía hambre de gloria.
Los dos elegirían volver a ser ellos. https://t.co/bBBOsHS4bv pic.twitter.com/RRXfZPjgkJ→ Informe Robinson, “La leyenda del Trinche”. T5E3, 2011, Canal+El Diego y el Trinche se conocieron el año de sus muertes, en febrero de este triste 2020.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Lo infaltable en un ídolo mítico lo tienen ambos: un talento excepcional.
Diego es nacional y mundial porque a eso le sumó éxito y gloria, que al Trinche no se le dio –ni se lo propuso. https://t.co/LpUBHgqdkA pic.twitter.com/O4BfDWIKUz
Como en todo vínculo afectivo, entre el ídolo y sus fans hay una simbiosis con roles distintos (ni ama nutricia ni mascota fiel) pero de igual dibujo que la que hay, semitapada, entre Nicole Neumann y sus perros (si no les faltara hablar, dirían “Nos quiere por lo que le damos”). pic.twitter.com/cA4HaGPjRA
— el Zambullista (@Zambullista) January 17, 2021
El paralelo funciona si entendemos que lo que Nicole Neumann les da y por lo cual la quieren no es ese alimento, sino el amor que supone darles lo mejor (y eso opinan del producto sus publicistas). No es un canje de comida por amor; es de amor por amor, como subraya ese abrazo.
— el Zambullista (@Zambullista) January 22, 2021
El que riendo te dé más amor amagando es al que más vas a amar, por mágico y por cumplidor de deseos y sueños (goles, partidos, campeonatos); o sea: por admiración y por gratitud, porque te dio placer y porque te hizo feliz.
— el Zambullista (@Zambullista) December 30, 2020
Quien ama no olvida y quien no es olvidado no muere. pic.twitter.com/3uFSaazPYS
Los muertos que vos recordáis gozan de buena salud.
— el Zambullista (@Zambullista) January 22, 2021
3. El mito
"Soy el hijo del mejor jugador del mundo, de una persona que jamás será olvidada”.
— el Zambullista (@Zambullista) December 13, 2020
Lo 1º lo envidiamos sólo los que soñamos jugar así. Lo 2º lo envidiamos todos: ¿quién no sueña ser una persona que jamás será olvidada?
Nadie le gana a la muerte; al olvido, sí. Pocos como Diego.
¿Por qué? Por intensidad y por diseminación de su huella. Difícil que lo olviden en tantas partes del mundo donde caló tan hondo, donde lo disfrutaron, lo ovacionaron, le agradecieron y lo lloraron.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Maradona fue una leyenda viviente; entró en la inmortalidad mucho antes de morir. pic.twitter.com/VLHqMkcaBz
El orgullo feliz de ser contemporáneos se dice 1 vez por la positiva (“Ho visto Maradona”: envidiable) y 2 por la negativa, una por cada frontera de la contemporaneidad: los que se fueron antes y los que llegaron después; las tumbas prematuras y las cunas tardías: inenvidiables. pic.twitter.com/cM7jdsP4pg
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Si pasa como dice Diego Jr, tenemos la suerte de conocer los inicios de una eternidad, con el nacimiento y primeros pasos de un mito.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Cuando esto sea antiguo, quizá el juego ya no exista y su bio diga:
“Y además fue jugador de fútbol, un deporte que hubo entre los siglos 19 y…”.
Si en ese futuro la fama del Diego sobrevivió a la del juego que se la dio al inicio, fue porque desde temprano empezó a trascender lo futbolístico.
— el Zambullista (@Zambullista) December 30, 2020
Primero en su borde, lo gremial: “Ningún futbolista consagrado había denunciado a los amos del gran negocio del fútbol” (Galeano). pic.twitter.com/AlK0wSq1I8
Después, afuera, pero con el poder de la popularidad que le dio el adentro.
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Afuera, pero con posiciones políticas parecidas a las gremiales: siempre apoyando a (o siendo) un David contra un Goliat.
Afuera, pero remontándose de la cancha donde hizo EL gol y se vengó de un Goliat. pic.twitter.com/e5XFStKKEZ
El crack e ídolo se hizo prócer 🇦🇷, D10S y “mito en vida” en 4 minutos. La mano de Dios y el gol soñado (a 10 años de debutar, a 11 de retirarse) dan «el más grande, brillante y esperado triunfo» (a 4 de Malvinas).
— el Zambullista (@Zambullista) December 27, 2020
Política y fútbol, la continuación de la guerra por otros medios. pic.twitter.com/rdaoQJcTjH
Malvinas y el partido contra Inglaterra
Literalmente, la guerra no sigue en un partido de fútbol porque lo que estuvo en juego allá (las Malvinas) no está en juego acá (el pase a semifinales).
— el Zambullista (@Zambullista) January 12, 2021
Figuradamente, la guerra sigue y el partido es su revancha (como está corrida de rubro, nadie espera un cambio de soberanía).Hubo ex combatientes (como Héctor Rebasti) y ex futbolistas (como Burruchaga) que lo vivieron así.
— el Zambullista (@Zambullista) December 31, 2020
Otros no, como el ex combatiente que, no obstante, admite que todo su entorno sí. O como Valdano, que admite que se equivocó cuando trató de imbéciles confundidos a los que sí. pic.twitter.com/ZvQ7nsPSeUEl corazón “tira mucho por la bandera” en el deporte y en la guerra, aunque no sean lo mismo.
— el Zambullista (@Zambullista) December 31, 2020
Si jugás contra la Selección del país que derrotó al tuyo, difícil que sólo te incentive y sólo festejes pasar a una semifinal.
Pero hay que esconderlo. Que la procesión vaya por dentro. pic.twitter.com/TzTGHXWC1KIncluso hay que esconderlo un poco de uno, porque si no “perdemos concentración y estos nos hacen tres goles y mañana decimos: «Nos vendimos nosotros mismos»”.
— el Zambullista (@Zambullista) December 31, 2020
Más que una procesión, lo que “casi todos teníamos” (Valdano no) “era una lucha interna” y buena inteligencia emocional. pic.twitter.com/FvFQrnUa5RExpectativa realista: atenuar el dolor, no revertir la guerra que lo hizo posible y real ni la derrota que lo agravó.
— el Zambullista (@Zambullista) January 13, 2021
Será una compensación simbólica, pero es mejor tenerla que no. Es un “Nos ganaron la guerra, pero los eliminamos de la Copa” versus un “Y encima nos eliminaron”.Si fuera real, la compensación estaría diciendo que esa guerra y ese partido pesan lo mismo o parecido.
— el Zambullista (@Zambullista) January 17, 2021
Como es simbólica, dice que el triunfo con los botines pesa lo que un atenuante del enorme pesar por la derrota con los fusiles. Pero es mejor que nada, si todo no se puede.
Después de conocer cuánto pesa la Copa, Diego volvió a Italia y lo hizo de nuevo.
— el Zambullista (@Zambullista) December 31, 2020
En el 84 había sido recibido como el ídolo que sería desde el gol imposible a la Juve en el 85. El 10-5-87 ganó el 1º Scudetto de la historia del Napoli y en menos de 1 año se hizo mito por 2ª vez. pic.twitter.com/3V09v8UGRD
Si el 86 fue su cima, hay una parábola que sube 10 años y baja 11. Esa altura es épica; ahí nace el doble mito.
— el Zambullista (@Zambullista) January 4, 2021
El gol imposible fue para Nápoles lo que el gol del siglo fue para Argentina: la revancha deportiva de un sufrimiento político. “Ganando les podíamos atenuar el dolor”. pic.twitter.com/6mhCQVJn1M
La compensación simbólica dura lo que dure la reivindicación que la acepta.
— el Zambullista (@Zambullista) January 14, 2021
La acepta no a cambio de cesar, sino a cuenta del cese total de un abuso de posición dominante (militar, geopolítica, económica, social, cultural). Mientras el abuso descompense, la "revancha" compensará.
Y eso sin importar cuánto, ni si es antigua o reciente, ni si duró 1 partido o varios títulos.
— el Zambullista (@Zambullista) January 14, 2021
Mientras se la recuerde (señal que aún se la necesita —señal que el conflicto sigue), tendrá ese efecto visceral, esa “relevancia estomacal” que Valdano no quiere llamar “política”.
El mito del héroe de esas revanchas está vivo (“estamos acá hablando de Maradona”), está fuerte (“se ama, es una enfermedad”), se expande como una epidemia y se hereda como una tradición.
— el Zambullista (@Zambullista) January 14, 2021
Al 19-5-19 es el rey “porque nos hizo ganar, nos hizo crecer, nos hizo conocer en el mundo”. pic.twitter.com/bvr2WSbl6c
“Rey” es la metáfora política para el mayor poder (“el puto amo”, dicen en España). Las razones del mote que da el agradecido napolitano son tres alegrías agonales (o una y dos efectos —uno local y otro mundial—, ya que sin la 1ª no habría 2ª y 3ª, o no así).
— el Zambullista (@Zambullista) January 21, 2021
Compite y reinarás.
Lo coronaron con el 1º Scudetto, luego del año en que “estaba ya decidido a ser el #1”.
— el Zambullista (@Zambullista) January 21, 2021
¿Qué le faltaba? Sumar a las alegrías estéticas las agonales de campeonar y taparle la boca a los que “en Italia me decían: «Sí, es el 'giocoliere' [malabarista]», y Platini era el ganador”.
Las alegrías estéticas sobreviven mejor al cambio de contexto que las agonales.
— el Zambullista (@Zambullista) January 26, 2021
Puedo disfrutar videos de Di Stéfano, Pelé, Eusebio, G. Best, Mágico González. Y sus campañas pueden asombrarme, pero ningún triunfo o título me emociona; son épicas de un tiempo y/o un ámbito ajenos.